viernes, 6 de noviembre de 2009

Otra vez mamá.

Otra vez no me gusta que me abracen ni que me toquen.
¡Me siento invadida!
Me da miedo que en un abrazo alguien toque mi corazón y lo cargue y lo juegue y se rompa. O que de tanta presión que no he permitido salir, éste estalle al primer contacto y entregue todo lo que ha reprimido así sin analizar, sin fijarse en quién, sin medir el cuánto, sin pensar el cómo.
Que no me abracen mami, que no me abracen a menos de que tengan buena pinta, sean inteligentes, tengan buena ortografía, que hablen bien, y sobre todo, que me quieran en serio. No dejes, no no dejes mami que se me acerquen los que solo vienen a jugar, los que quieren solo sexo o simplemente besar. Ya me cansé madre, me cansé de ser atracción del cerebro disfuncional y de los cuerpos hormonales, ¿por qué no simplemente puede pararse frente a mí alguien que valga la pena y que me diga "hey, soy yo, yo te quiero deveras"?
Mas no permitas mami que mi falta de afecto me haga ser conformista en brazos de quien me dé solo un poco de lo que yo deseo, no quiero sobras de tiempo ni migajas de afecto. Diles que se vayan, ¡que se vayan si no me dan más!, pero tampoco que me asfixien, que me dejen respirar.
Tengo miedo mami, hoy, tengo miedo de abrazar.

miércoles, 21 de octubre de 2009

URGE

Nueva desilusión amorosa. Ya extraño eso que se siente cuando llega una canción, extraño extrañar, poner cara de idiota enamorada, el rápido latir del corazón nervioso, la emoción antes de la cita, los besos sin fin visible, adicción a nuevos brazos, decir todo con miradas, entender y que me entiendan sin palabras, sentirme tierna ante los ojos de quien desea protegerme, mensajes cariñosos, llamadas de conferencia... tantas cosas.
Me puse a pensar que tengo una vajilla para 6 personas que no me visitan; tengo una cama matrimonial que solo se destiende a la mitad, una caja de harina para hot cakes en el desayuno y un clóset medio desnudo.
Estoy aprendiendo a cocinar y a limpiar tanto que a veces me sorprendo siendo toda una ama de casa.
Me falta quien se siente a comer conmigo cuando inconscientemente preparo dos porciones, alguien que me abrace y me ayude a destender la otra parte de la cama y en ella quiera el desayuno, alguien que le robe al clóset su vacío, que me ayude a cargar el garrafón, que componga la llave del agua, que mueva el refri cuando estoy limpiando, que me acompañe al súper, alguien que se ría, me bese y seque mis lágrimas cuando lloro en el cine, que bese mis dedos cada vez que los corto mientras pelo alguna verdura o pico la carne, que me quiera a pesar del extraño sonido de mis estornudos y la sonora carcajada de mi alegría, que me apriete más la mano cada vez que tropiezo, que baile conmigo, que me haga decirle que lo quiero con los ojos, que me robe los miedos y los tire a la basura, que me lea, que me escriba, que me exija espacio y me lo dé.
Quiero a alguien, alguien que me diga esto que yo misma ahora siento por mí:
Te quiero aunque te muerdas las uñas,
aunque me tengas alergia,
y aunque tu piel tenga arrugas.
Te quiero aunque me digas mentiras,
aunque te arranques el cabello
y aunque antes de dormir te pongas tantas cremas.
Te quiero a pesar de lo que digas,
a pesar de tus ideas
y a la extraña relación de dependencia que con tu madre llevas.
Te quiero con todo y tus poemas,
con tus cuentos, canciones y dilemas.
Te quiero porque eres tú,
te quiero porque me quieres,
te quiero porque me aceptas.
Te quiero con tu excesiva paranoia,
con tus enfermas preocupaciones
y tu entera inteligencia.
Te quiero a ti y a tus grandes cejas,
a tus aún intocables pechos,
a tus antojables labios y a tus blancas piernas.
Te quiero con pucheros y sonrisas,
con tu claustrofobia
y con tus lágrimas después de las cosquillas.
Te quiero con tus catarsis diarias,
con tus gritos,
con tus batallas.
Te quiero cuando hablas sin pensar,
cuando en silencio hablas
y cuando pensando te callas.
Te quiero mientras me miras,
mientras me lees con la mirada y adivinas lo que pienso
y no lo dices, me besas calmada.
Te quiero cuando estudias tan dedicada,
cuando amas más a tu libreta que a mi mano solitaria.
Te quiero a todas horas,
te quiero de tantas formas
que no me alcanzan las palabras.
Y quiero verte crecer, mirarte así y poder decirte siempre... te quiero.

lunes, 31 de agosto de 2009

La ciencia dice que no

No, no me pidas que deje de salir con quien se me antoja cada fin.
No me pidas limitar la libertad que tanto trabajo me ha costado conseguir y aprender a manejar.
No me pidas sexo casual.
No me pidas ser complemento de lo que alguien más no te puede dar.
No me pidas exclusividad.
No me pidas el nombre de quien ayer besó mi cara.
No me pidas explicar el enorme temor que tengo a sentir.
No me pidas explayar el por qué de mis juegos.
No me pidas no temblar.
No me pidas no celar.
Ni me pidas la fidelidad que tú nunca puedes dar.

Solo aprende a estar conmigo, no me toques, no intentes besarme, más sí habla, cuéntame sobre tus ideas, tus planes y tus sentires (incluso si tienen que ver conmigo (sobre todo si tienen que ver conmigo)), y dime cómo me veo desde tus ojos. Pero no me exijas algo que no me puedes dar, no creas que con poesías, caricias nuevas y una pizca de atención voy a dejar todo para volverme asfixiante.
Ya sé que mis ideas no concuerdan con mis actos la mayor parte del tiempo, que tengo la creencia de que el sexo no está ligado al amor mas no puedo tenerlo con quien no me permite amarle; que puedo hablar sin parar sobre la limeranza aun cuando hasta hace algunos meses creí que estaría enamorada de la misma persona toda la vida.
No me pidas nada, no me entregues mucho. No me quieras con la idea de una unión para la vida, mírame como alguien que estará aquí hoy y mañana quién sabe, deja que el tiempo haga lo suyo. Y si un día (cuando dejes de jugar con todas a buscar y encontrar, y estés seguro de que no me miras con la idea fantasiosa de lo que crees que soy) sientes que me quieres... atrévete a pedirme y a exigirme, pero no me hagas promesas, seamos agua y aceite juntos en el mismo recipiente, respetando la entereza de cada uno, conscientes de que somos sustancias diferentes que necesitan su integridad para no perder su pureza... aunque... no sé... tal vez un día (quizás en otra galaxia), mi hidrofobia y tu hidrofilia puedan compartir... un enlace covalente...