domingo, 2 de mayo de 2010

Incompleto a Teresita.

Espero me hayas escuchado cuando antes de salir dije "Te amo", espero mis caricias, besos y sonrisas no fuesen insuficientes mientras pude darlas, espero estés tranquila y contenta cuidando al fin a tus hijos perdidos.
Gracias por querernos, cuidarnos y besarnos, gracias por las tortillas de nata, los dulces y la calma, gracias por trenzar mi cabello y jugar conmigo antes de dormir abrazadas, por dejarme hablarte con toda la liberación sin asustarte ante mis palabras. Gracias por mostrarme el deseo de conocer a los hijos que ya no verás, por compartir tus secretos y la historia de tu vida, gracias por las joyas, tu recuerdo y los aromas.
Ahora que te has ido Teresita, no me dejas un vacío, al contrario, supiste llenar mi corazón con todo tu amor de madre, abuela y amiga.
Me es inevitable ver tu cuerpo y creer que aún respiras, que mueves tu boca como cuando terminas la comida, o que levantas el ceño como queriendo abrir los ojos. Pero es sólo eso, tu cuerpo, el cuerpo al que por más que cuide y contemple no vas a regresar, el cuerpo cuyas manos nos ayudaron a dar nuestros primeros pasos, cuyos labios cantaron "te quiero", y en cuyo pecho me hundí en tantas lágrimas y berrinches infantiles.
No creas abuelita que me quedo triste o deprimida, no pienses que te lloro por desear que regreses. Lloro porque te extraño, porque aunque sé que ya no sufres voy a extrañar tu presencia, tus noticias y tu preciosa existencia.

Te amo