miércoles, 28 de abril de 2010

No estoy, no te preocupes.

Lamento no llamar, no escribir, no explicar.  Lamento haber desaparecido así, huyendo cual ladrón y hundiéndome como topo. Pero… no quería perder tu mirada. Tus ojos parecían encontrar algo grande y fuerte en mí, sentí que debía cuidarte y hacerte creer por siempre que la de la madurez aquí era yo.

Ya te conté la verdad, ya te dije lo que pasa, te expliqué qué me controla. Me costó mucho trabajo ¿sabes?, no me gusta ser la víctima, no me gustan las miradas compadecidas ni de excesiva comprensión. Me gusta ser quien conociste, la persona que a veces soy: la que puede fingir que nada le asusta, la que nunca llora, la que aparenta ser de piedra, la que controla sus emociones, la que encuentra todas las respuestas, la que tiene todo en orden, la que estudia mucho, quien te pone atención, la que se sienta junto a ti en cada salón.

Sé que me quieres, que te hago falta, y que sólo yo soporto a la pequeña. Pero debes perdonarme, a veces me asfixio, no entiendo, no siento, entonces me aislo pues no quiero que descubras o preguntes qué piensa mi mente ida, o dónde está mi mirada perdida porque no querré contestar, no sabré más las respuestas ni podré escucharte hablar.

Ya pasará, te lo prometo.

Te quiero, te quiero mucho.

jueves, 8 de abril de 2010

sólo por escribir algo

Yo no sé si he estado enamorada. Según una psicóloga no se puede sentir amor por una pareja sino hasta después de los 21 años, pero según los poetas, el amor no tiene edad.Y honestamente me gusta más escuchar poemas que argumentos "científicos" que tratan de buscarle explicación a algo que simplemente no la tiene. Sí, ya sé, me caracterizo por dar ese tipo de explicaciones, pero quizá es porque evado lo que siento tratando de racionalizarlo demasiado, y ocultándolo con un lenguaje frío e insensible que a veces os hiere o hace pensar que nada me importa y nada me duele.

La mayoría de las veces, escribo no por necesidad de ser analizada y se me diga lo que opinan de mí, no me importa más percepción sobre mi persona que la mía, es más como por creer que alguien leerá las cosas y se identificará con ellas o comprenderá el real sentido de lo que quiero decir. Pero supongo que las letras son como pinturas, cada espectador le encuentra el sentido que quiere y logra externar sus propias proyecciones, pero no siempre las que el autor intenta expresar.

En algunas ocasiones escribí cuentos, me inventé personalidades, novios, amigos y familia, redacté historias y todos esos divagues y delirios que ya saben que he escrito (aunque no todos publicados) en busca de aparentar ser algo que no soy, como... quizá atrevida de más, segura de mí, aventada, mil amores, sana, calmada, ñoña, estudiosa y cursi o fría según la situación.

Sigo teniendo el mismo sueño que comenzó hace 5 años, sigo buscando lo que perdí. A veces sé qué es, otras lo olvido y nada entiendo, se pierde la razón entre recuerdos raros y uñas mordidas. 

Me duele saber que la mitad de mi vida ha sido trasgiversada por mi memoria, y que ésta me inventa futuros que no llegan y lastiman por su ausencia, por darme cuenta de que no he sabido dirigir mi vida hacia el futuro que planteo en la imaginación, por tenerlo todo y a la vez nada, pues de nada sirve que te llenen la cartera cuando tienes vacío el corazón.

...

sábado, 3 de abril de 2010

Ella en mis brazos, yo en los tuyos.

Soñamos con ustedes, nos hacen falta. Ella dice haber soñado que él le tomaba la mano y le brindaba compañía. Yo sólo soñé que llamabas a casa para saber cómo estábamos. Te extraño.

No tienes idea de la falta que me has hecho. No tienes idea de lo que daría por un abrazo, un "todo va a estar bien" y un beso en la frente.
Hay tantas alegrías que me habría gustado compartir contigo, como el nacimiento de Carlitos, la llegada de Ian, mi mudanza a Cuerna, el auto, los viajes, los buenos libros, que ya me llevo bien con mamá, el cine, las comidas, mi dejar de hacer berrinches, lo tolerante que me he vuelto, que ya no soy mandona (aunque creo que eso te gustaba), etc. Y las veces que me hizo falta hundir en tu pecho mi cara llena de lágrimas: la partida de mi hermana, el desorden alimenticio, la soledad, los abandonos de mi padre, el miedo de andar sola por las noches, las rupturas del corazón que aparento no tener, los secretos que a nadie puedo contar, los fines de semana sin qué hacer, y ahora... mi Teresita en el hospital. Pensar en la enorme posibilidad que existe de perderla en un tiempo no muy lejano me hace sentir algo vacía, y abrazo a mi mamá, a mi hermano y a mis tías, pero no nos consolamos, todos estamos igual de tristes, todos estamos perdidos y pendientes sólo a lo que ella pueda desear para hacerla sentir un poco mejor. Robarle sonrisas e historias alegres y darle un poco de comodidad a su cadera rota es lo único que nos hace sentir que hacemos algo por ella. Nos duele que le duelan sus piernas, que quiera quitarse el suero, la sonda y las vendas, y que quiera levantarse sin poder hacerlo. Nos duele que le duela y no poder quitar el dolor. Nos duele no poder consentirla como ella lo hacía con nosotros. Nos queda llenarla de besos, darle sus alimentos, acariciar su entumido cuerpo, decirle que la amamos y hacernos fuertes frente a ella aunque al salir del hospital el llanto quiebre nuestro cuerpo.

Yo no quiero que regreses, no pido volver a lo que fuimos, no quiero manchar tu felicidad, sólo quiero que me abraces, y en tus brazos me dejes llorar, pues no ha habido más cuerpo que me de seguridad.