viernes, 6 de noviembre de 2009

Otra vez mamá.

Otra vez no me gusta que me abracen ni que me toquen.
¡Me siento invadida!
Me da miedo que en un abrazo alguien toque mi corazón y lo cargue y lo juegue y se rompa. O que de tanta presión que no he permitido salir, éste estalle al primer contacto y entregue todo lo que ha reprimido así sin analizar, sin fijarse en quién, sin medir el cuánto, sin pensar el cómo.
Que no me abracen mami, que no me abracen a menos de que tengan buena pinta, sean inteligentes, tengan buena ortografía, que hablen bien, y sobre todo, que me quieran en serio. No dejes, no no dejes mami que se me acerquen los que solo vienen a jugar, los que quieren solo sexo o simplemente besar. Ya me cansé madre, me cansé de ser atracción del cerebro disfuncional y de los cuerpos hormonales, ¿por qué no simplemente puede pararse frente a mí alguien que valga la pena y que me diga "hey, soy yo, yo te quiero deveras"?
Mas no permitas mami que mi falta de afecto me haga ser conformista en brazos de quien me dé solo un poco de lo que yo deseo, no quiero sobras de tiempo ni migajas de afecto. Diles que se vayan, ¡que se vayan si no me dan más!, pero tampoco que me asfixien, que me dejen respirar.
Tengo miedo mami, hoy, tengo miedo de abrazar.